domingo, 9 de diciembre de 2012

GOLPE DE EFECTO


Por: Pilar Alberdi

La película dirigida por Robert Lorenz e interpretada por Clint Eastwood en el papel de Gus Lobel y Amy Adams como Mickey Lobel contiene un argumento sencillo, es verdad que por momentos, previsible, pero la excelente interpretación, el clasicismo técnico de la dirección y los temas que tocan, me atrevería a decir que interesarán a los espectadores.
Vi la película en Madrid rodeada de espectadores mayoritariamente jóvenes y entre los que había varios hombres que habían acudido solos, algo totalmente distinto a lo que estoy acostumbrada en Málaga, en donde, las parejas son mayores y hay afluencia de mujeres que acuden con sus amigas.
Estoy convencida de que si nos gustase el béisbol o enténdiesemos de ese deporte lo necesario, la película habría tenido para nosotros un carácter más pasional. Pero cualquiera que haya tenido una paleta o una raqueta en la mano entenderá bien el valor de una "volea" o de una pelota que va con rotación, a la que es más difícil enviar con ese efecto, y tanto más contestarla sin perder ese punto de juego.
Evidentemente pasaron ya los tiempos de los bates de madera, ahora el sonido del golpe lo producen bates de aluminio.
El argumento es sencillo, Gus Lobel, es un ojeador de los Atlante Braves. Eso significa que sigue las ligas deportivas de los partidos de beisbol interuniversitarios con el fin de conseguir buenos jugadores para el equipo que representa.
¿Qué ocurre? Que esta persona se está convirtiendo en un anciano con limitaciones que no quiere reconocer.
Por la otra parte tenemos a su hija que aparenta ser feliz como abogada. Es una luchadora nata y espera triunfar como tal.
En medio, y este es el tema importante de la película hay un secreto que marcó varios hechos, y también la distancia entre padre e hija.
Sólo por esta circunstancia merece verse, porque muchos espectadores moverán sentimietnos personales para bien y rara vez para mal. Son esos temas profundos que afectan a las relaciones familiares y que hacen imposible discutir las cuestiones que a una de las partes le interesa aclarar durante años o toda la vida.
La incomunicación, este es el tema de la película, aunque se le pueda dar otros nombres. Por supuesto, no es el tema del béisbol, ni el romance de la protagonista, acaso sí la ancianidad. Y yo creo que todos sabemos lo que es la incomunicación, el modo en que las personas pueden herirse, distanciarse durante años y, a veces, ni siquiera llegan a ser ellas mismas, porque es más fácil ser lo que otros esperan de uno, así sea limitándose emocional y profesionalmente, y mentir y seguir fingiendo que uno es fuerte, feliz y hace lo que quiere con su vida.
Vemos así personajes aferrados a su dolor, pero también podremos sentir el valor de quien busca la verdad desesperadamente y fuerza la situación hasta un punto en que, por fin, esta sale a la luz.




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