lunes, 12 de diciembre de 2011

JANE EYRE



Por: Pilar Alberdi

Jane Eyre, la película del director Cary Joji Fukunaga con guión de Moira Buffini, está basada en el libro Jane Eyre de Charlotte Brönte. La autora publicó la obra en 1847 con el seudónimo de Currer Bell.
En los papeles protagonistas: Mia Wasikowska (Jane Eyre) y Michael Fassbender (Edward Rochester).
Pienso que la película es fiel al libro en su conjunto: denuncia la crueldad que se ejercía en las instituciones infantiles, las diferencias sociales entre las personas y en especial entre mujeres y hombres, y niños y adultos; el egoísmo y la envidia; y las enormes limitaciones con las que se encontraban las mujeres en aquellas época. Como bien dice Jane no comprende por qué ellas tienen que verse recluidas entre las cuatro paredes de las propiedades sin poder avanzar hacia el horizonte, ese territorio, en el que los hombres se mueven con libertad de un sitio a otro. Probablemente, la duración del film ha impedido una mayor exactitud de algunos hechos y la razón por qué se producen. Sin embargo, para un espectador que no haya leído el libro pasarán desapercibidos.
Estamos en presencia de un drama que como todo buen drama es social, porque el caso que se representa, aunque único, no era aislado.
Resumiendo: una joven huérfana que vive en casa de una tía es enviada a una institución para niñas. A partir de ahí, esta jovencita que logrará sobrevivir al medio, se convertirá en una institutriz,y trabajará como maestra de Adela Varens, una niña protegida del señor Rochester. Es en esta cercanía en dónde surgirá la atracción amorosa entre los protagonistas.
De todos los momentos de esta película, y para tomar en cuenta algunos de los aspectos psicológicos del relato, hay un encuentro entre la joven Jane Eyre y su tía, que merece la pena analizarse.
Dicen que «no hay dolor peor que el de la envidia». Creo recordar que la frase es de Jean Cocteau. Ese extraordinario ensayista francés. El envidioso quiere el mal de la persona a la que envidia así sea una niña. Evidentemente esta niña no ha podido hacerle nada. Es una envidia a otros, y al resultado: esa criatura. No duda en enviarla a una institución que casi acabará con ella. Y cuando la vida envía a esta niña un regalo, evitará decírselo. Creo que si algo se desprende de esas escenas es que el envidioso no tiene piedad pero sí tiene conciencia del daño infligido aunque no se arrepienta.
La película me gustó, el ambiente, la recreación, las actuaciones, la fotografía, los diálogos. No debe ser fácil realizar una película de estas características. Porque es de esas pocas películas en que las velas iluminan realmente sólo lo que ellas alcanzan a iluminar. Y las escenas de paisajes, la comparación de las personas en ese medio, esa majestuosidad del territorio, la soledad de los páramos, ese horizonte desolado, otorgan veracidad y contenido a la historia.

sábado, 26 de noviembre de 2011

UN MÉTODO PELIGROSO



Por: Pilar Alberdi

Basada en el libro «The dangerous method» de John Ker, con guión de Christopher Hampton y dirección de David Cronenberg, está protagonizada por Keira Knightley (Sabina Spielrein), Viggo Mortensen (Sigmund Freud) y Michael Fasbender (Carl Jung).

La película se puede ver desde varios puntos de vista, el primero el de la revelación de las pulsiones sexuales, su afirmación o negación. La represión social; y como consecuencia el adulterio; la hipocrecia y los problemas de conciencia.

El segundo y no sé hasta qué punto quedará claro para la mayoría de las personas que vean la película es el de abuso sexual en la familia y su entorno, y sus consecuencias futuras. Tema que Freud denunció muy pronto, aunque luego cambió los términos por las consecuencias que estaba recibiendo de una sociedad que se negaba a aceptar tales hechos.

El tercer punto de vista sería el del poder (autoridad de unos individuos sobre otros), no sólo el que enfrentó a Jung con Freud, sino aquel que nos queda fuera de la pantalla y que fue la lucha de ambos con sus respectivos padres, relación que sabemos conflictiva. (Otro destacado discípulo de Freud, investigó con posterioridad este tipo de temas).

Finalmente también se deja ver el diferente punto de vista entre quien es judío y nunca acaba de sentirse a salvo (Freud), y aquel que sí lo está; un protestante en este caso, Jung, casado además con una mujer rica.

Jung quiere ampliar el psicoanálisis a otros campos a los que Freud se niega porque lo considera peligroso, y los contínuos roces rompen la relación.

Cabe decir, que mientras para Freud el método psicoanálitico que él había teorizado era el acertado, para Jung cualquier método y cuántos más mejor que pudieran ayudar a un determinado paciente a sacar “su verdad oculta”, eran la verdadera solución para éste.

Quizá ,porque conozco los temas de los que habla esta película no me ha causado gran impacto, al contrario, creo que se queda en la superficie, y no nos permite ver lo mejor de estas personas ni de su esfuerzo por abrir nuevos campos de conocimiento.

Fueron muchas las mujeres que participaron en la etapa formativa del psicoanálisis de los primeros tiempos, y entre ellas hay varias que, evidentemente, serían una buena excusa para películas como ésta, como por ejemplo Lou Salome, Melanie Klein o la propia hija de Freud.

Seguramente, no tardaremos mucho en verlas.

lunes, 14 de noviembre de 2011

CRIADAS Y SEÑORAS




Por: Pilar Alberdi

Una película con un reparto en el que figuran Emma Stone, Viola Davis, Octavia Spencer, Ahna O'Railly, Sissy Spacek, Jessica Chastain, Anna Camp, Emma Herry, Eleanor Herry, Chris Lawell, Mike Voquel, Cicely Tyson, Brian Kervin. Con dirección y guión de Tate Taylor, basado en la novela de la escritora Kathryn Stockett.

La historia se basa en el trato que recibían en Estados Unidos las personas de color en los años 60 del siglo XX, antes de que se iniciara el movimiento liderado por Lhuter King y otros representantes de la comunidad negra.

Una joven universitaria blanca regresa a su pueblo con la idea de conseguir un trabajo y ser escritora. En su grupo social, acomodado y de clase alta, sólo se espera de ella que se mantenga guapa, formalice pronto un matrimonio, y tenga niños. Sus amigas son buenas representantes de su círculo social, y pronto percibe que ya no encaja en los estrechos puntos de vista de esa comunidad.

Por el lado de la gente de color, especialmente de las mujeres dedicadas al servicio de las casas de las blancas, vemos las constantes humillaciones que reciben. Hay una pregunta que una de ellas se hace: ¿cómo es posible que ellas, que han cuidado niños blancos durante generaciones, no han logrado sacarlos mejores? Es decir, no han conseguido que las respeten. Como el objeto de estos artículos es analizar aspectos psicológicos de las historias que narran las películas, la respuesta a esta cuestión es simple, se trata de la fidelidad al grupo del que se depende. Los niños comprenden rápidamente esto. Todavía no tienen una ética que los ayude en sus decisiones, no pueden valerse por sí mismos y dependen de su familia. Este tipo de actitudes también se ve en los niños pequeños cuando los padres se separan, muchas veces los niños dan la razón al que más poder tiene, no porque sea la mejor persona de la pareja, sino porque no desean ser otra víctima y tienen miedo.

En la película verán como una jovencita blanca a la que quieren casar y unas criadas negras unen sus destinos. Después de ellas, Jackson en Misissipi, ya no será el mismo pueblo.

Si pienso en los hechos, en el año 1962, en que se sitúa la historia de Criadas y señoras, yo tenía 8 años. Y en la revista Life aparecían las fotos del Ku Klus Klan con sus reuniones, sus hogueras y su persecución a los negros. Después recuerdo haber visto alguna foto de Martín Luther King, y luego las del asesinato de John Kennedy.

domingo, 25 de septiembre de 2011

EL ÁRBOL DE LA VIDA



Por: Pilar Alberdi

Decepcionante. Este es la palabra que mejor define la sensación que me dejó una película que poco a poco me fue abandonando en la butaca, y si no me levanté y me fui de la sala dando bostezos, fue simplemente porque soy perseverante y esperaba ver aquello que las críticas anunciaban. Sin embargo, no he podido conectar con la historia y, de algún modo, me he sentido defraudada.
Si el tema es la violencia de un padre sobre sus hijos incurre en un error en el que también caen los escritores jóvenes, la creencia de que "los malos", por llamarlos de algún modo, se arrepienten de la manera más inexpliclable en algún momento.
El guión y la dirección es de Terrence Malick. La música de Alexandre Desplat. La fotografía de Emnanuel Lubezki. El reparto está formado por Brad Pitt, Jessica Chaslain, Hunter MacCracker, Sean Penn, Fiona Shaw, Crystal Mantecon, Pell James, Joanna Going, Kari Matchet y Micheel Slowes.
Se ha hablado de arte, incluso de poesía... Yo no dudo que esta película tenga mucho trabajo.Sin embargo, lo que yo espero de una película es que me atrape,que me cuente una historia, y no que me distraiga con una imagen, con otra; con una música o con pensamientos diversos sobre el sentido de la película el argumento o el tema. Lo dicho.

lunes, 15 de agosto de 2011

EL ORIGEN DEL PLANETA DE LOS SIMIOS



Por: Pilar Alberdi

A veces se tiene la extraña idea de que a una gran mayoría de personas no les interesa la Ciencia Ficción, pero es seguro que han visto numerosas películas de este género, entre ellas El planeta de los simios (1968) de la que esta nueva versión, pretende ser un antecedente que explique el inicio de lo que sucedió más tarde.

En medio de estas dos películas ha habido otros títulos relacionados: Regreso al planeta de los simios (1970), Huida del planeta de los simios (1971), La rebelión de los simios (1972), La conquista del planeta de los simios (1973), y la reciente El planeta de los simios (2001).

Pero hablemos de El origen del planeta de los simios dirigida por Rupert Wyatt con guión de Rick Jaffa y Amanda Silver. Y con un elenco de actores formado por James Franco, Andy Serkis, Freida Pinto, Brian Cox, John Liggan, Tom Felton... Me gustaría comentar que la historia original es del escritor francés Pierre Boullar (1912-1994) quien también escribió otra interesante novela, El puente sobre el río Kwai, que dirigió David Lean.

El origen del planeta de los simios llegó a las salas con una crítica muy favorable. Y es verdad que la merece, porque los efectos especiales consiguen resultados admirables, tras lo cual nos cuesta creer que César, el chimpance, no tenga ni un solo pelo verdadero, y esos ojos claros color de miel no sean los suyos, sino un resultado de la técnica gracias al modelo que sirvió para la caracterización, esa especial unión entre gestos y sentimientos del actor Andry Serkis.

La película nos muestra una posible génesis de lo que en su día conocimos como la historia de El planeta de los simios. En aquella, una nave que partía de la Tierra en un remoto futuro realiza un viaje en el tiempo hacia el pasado (1973) y se encuentra con aquel final tan poco estimulante donde los simios se habían hecho con el poder en el mundo y las personas eran utilizadas y cazadas como «animales», una gran sorpresa para el coronel George Taylor (Charlton Heston), jefe del grupo de astronautas al observar que sus congéneres no saben hablar mientras que los simios que se habían convertido en una sociedad altamente jerarquizada sí. De este modo la película que tenemos hoy en pantalla intenta mostrar cómo comenzaron los hechos. El estilo es el que ya nos tiene acostumbrados la cinematografía norteamericana para los films de acción.

Básicamente, la historia muestra un par de temas preocupantes como son las enfermedades degenerativas en las personas mayores (Alzehimer) y los desvelos de un hijo por mejorar las condiciones de vida de su padre, quien padece la enfermedad. Este hijo Jowel Dodman interpretado por James Franco es un joven científico que trabaja en un laboratorio farmacéutico donde se prueban fármacos en simios, antes de llevar estas prácticas a las personas aquejadas de enfermedades.

Más que el poder de represión de las fuerzas de seguridad sobre la rebelión de los simios, deberíamos hablar de las conductas de algunas personas. ¿Cómo reaccionan ante lo que sucede el dueño de un laboratorio farmacéutico, los accionistas, los empleados, incluso los responsables de un refugio para animales? ¿Cuál ha sido su actitud en cada caso? Y también ¿hasta qué punto podemos controlar la conducta de los animales que nos acompañan? ¿De qué modo no aparecerá en algún momento un instinto básico de libertad y supervivencia? ¿De qué modo organizan sus ideas, piensan, aprenden de las personas? ¿Qué terribles resultados podrían ser provocados con la manipulación de fármacos cuyas consecuencias a largo plazo desconocemos?

Con la contestación a estas y otras preguntas que, inevitablemente nos haremos, habremos aprendido algo más de nosotros mismos.

El final nos transmitirá una frase, que no por común dejará de afectarnos emocionalmente, y hasta nos provocará sorpresa que lo haga, pero las reacciones emotivas ya habían sido activadas en otras escenas y secuencias, y este final, era el que como espectadores necesitábamos para dejar atrás la historia.


Como tengo a uno de mis hijos estos días por San Francisco, me inclino a pensar que ha sido el instinto materno el que me ha hecho elegir, precisamente este fin de semana, esta película en donde el centro financiero, los barrios, el puente Golden Gate, y los parajes cercanos a la ciudad cobran un especial protagonismo.

Humanamente todos somos esos simios en nuestros deseos de justicia y respeto. Supongo, que es algo que nunca deberíamos olvidar.




miércoles, 3 de agosto de 2011

UN CUENTO CHINO



Por: Pilar Alberdi


¡Qué buen cine se hace en la Argentina! Pueden sentirse orgullosos. Si la semana pasada comentaba la película El hombre de al lado, las alabanzas que dije por aquella se repiten en ésta. Un cuento chino es una historia donde la cruel realidad tiene, por momentos, destellos fantásticos.

Impactante el comienzo, deslumbrante las interpretaciones de los artistas, excelente el guión y la dirección de Sebastián Borensztein, la fotografía... En fin, todo. El reparto formado por Ricardo Darín, Muriel Santa Ana, Huang Hung-Sheng Iván Romanelli, Javier Pinto, Vivian Jaber...

Pero ¿de qué trata esta historia? Trata de la vida un hombre que lo ha perdido todo o, acaso de algo más simple, de un hombre que ha perdido la esperanza de vivir, la alegría, y que se encuentra con otro que también lo ha perdido todo. En pleno Buenos Aires un encuentro casual entre un occidental y un oriental que no se entienden con palabras, cada uno anclado en su pasado frente a un camino que aún no saben van a recorrer juntos. A su alrededor la vida de un barrio, la gran ciudad, el conservadurismo, la soledad.

Al finalizar la película, mi acompañante y yo, seguíamos anclados en los asientos mirando sin ver pasar las letras de los créditos, y a nuestro alrededor, a la mayoría de los espectadores, les sucedía lo mismo. Sólo un par de parejas jóvenes se levantaron y salieron rápidamente mirando la hora en sus relojes y activando sus teléfonos móviles, llevados, quizá, por la prisa de otra cita. ¿Qué nos sucedió a los demás? Habíamos quedado atrapados en las vidas de Jung y de Roberto, sus conflictos y su posible resolución. Entre las cosas que me quedé pensando, fue que no recordaba que el cine español recogiese el encuentro con la cultura china. Llegada que se produjo antes que en Argentina y que se tradujo allí igual que aquí en numerosos comercios minoristas, mayoristas y en los populares restaurantes. Me quedé pensando que el cine español se hizo eco de la llegada de los inmigrantes marroquies y, en especial de hacerlo en pateras, poniendo en riesgo sus vidas. Por tanto, hay aquí un vacío sobre el encuentro chino-español pero también sobre otros encuentros culturales.

Es verdad, en Argentina, de niños decíamos de aquello que nos resultaba increíble: «¡Es un cuento chino!», pero para los espectadores que no conozcan este dato, el título tendrá referencias literarias, especialmente por lo que prometen las palabras y la escenografía, ese ambiente tan especial con el que da comienzo la película.

Esta historia nos permite comprender que nada es porque sí. Que el carácter que tenemos es producto de la vida que vivimos, y sobre todo, de la forma en que nos situamos y enfrentamos los sucesos del mundo cotidiano que nos ha tocado en suerte. Dos personas ante una misma situación no reaccionan de la misma manera. Y donde unos anticipan un problema, otros ven una oportunidad. Se puede decir más claro todavía, creemos que vamos por la vida con nuestro consciente, pero no es así, este nos sirve para razonar lo que hacemos, para justificarnos, es el que recibió las normas y las reglas, el que indica lo que está bien o mal según lo que cada cual aprendió, pero quien realmente impera en nuestra vida es nuestro inconsciente, y este está formado por aspectos de nuestro propio yo que nos resultan casi desconocidos, por pensamientos y comportamientos repetitivos difíciles de erradicar… Además, cuando se trata de culturas diferentes hace falta algo que se llama «tolerancia» y que incluye ponerse, al menos mental y sentimentalmente, en los zapatos del otro. ¿Quién es esa persona que tengo enfrente? ¿Qué hace solo en esta ciudad? ¿Qué país o que hechos de su vida dejó atrás? Indudablemente, esta serie de preguntas, ya incluyen un interés. Pero, a veces, el interés tarda en llegar… ¿Porque estamos demasiado encerrados en nosotros mismos? Quizá. Esto es lo que le pasa al protagonista. Y para poder ver al otro, para sentirlo y ayudarlo, tiene que ayudarse a sí mismo, tiene que hacer cambios difíciles pero no imposibles. O como se dice en la página oficial de la película: «Roberto es hosco. Roberto es ferretero. Roberto es rutinario. Roberto es coleccionista. Roberto es como es... hasta que…» Hasta que se encuentra con Jung, hasta que se atreve a mirar dentro del corazón del otro y de su propio corazón, hasta que descubre que la palabra chino es algo más que un estereotipo.

Así, mientras mi acompañante buscaba en su mente referencias cinematográficas a la película que acabábamos de ver («el tipo que va a comprar… ¿sabes a quién me recordó?, al tipo aquel de la librería en Nothing Hill, y la música, esos tonos, ese aire a…»). Y así, dando un repaso por una película y otra, por nombres importantes de la cinematografía, yo me quedé pensando en la fotografía, en ese aire setentero, en la Guerra de las Malvinas, en esa especial Buenos Aires, cuando de repente ya estábamos en la puerta de casa, y los dos llegábamos a la conclusión de que detrás de una gran comedia, siempre, siempre hay una tragedia.

Una noche de cine para recordar. ¡Qué buena película!

martes, 26 de julio de 2011

EL VECINO DE AL LADO



Por: Pilar Alberdi

Esta película de Mariano Cohn y Gastón Duprat obtuvo el premio a la Mejor Fotografía en el importante Festival de Sundance, y fue nominada a la mejor película hispanomericana en los Premios Goya de 2010.

La película nos trae el recuerdo de Alfred Hitchcock, por el tipo de escenas lentas, y también por su obra La ventana indiscreta, ya que una ventana centra el conflicto de dos vecinos y sus familias.

¿Diríamos por esto que la película trata de un conflicto solo entre vecinos? En principio sí, pero la historia nos muestra la división de clases sociales, sus diferencias culturales y económicas. Y con respecto al comportamiento ético, nos da qué para pensar varios días… Por un lado tenemos a Víctor, personaje representado por el actor Daniel Aráoz, quien se dedica a la compraventa de coches y repuestos, él es quien golpea la pared medianera que da a la casa de su vecino rico con el fin de hacer una ventana. Por otro lado está un arquitecto y diseñador de éxito de nombre Leandro, interpretado por el actor Rafael Spregelburd, quien se niega a permitirle al otro, lo que le pide: «esos rayitos de sol que a vos te sobran, Leandro».

Cada una de las partes asume el conflicto de una manera diferente. Víctor es el que lo provoca. Está presionado por su necesidad y porque cree que tiene el derecho a reclamar luz para su oscura vivienda. Es más, piensa que su vecino acabará cediendo y comprendiendo su actitud. Leonardo, por su parte, se siente condicionado por su posición social y por su mujer para solucionar urgentemente el tema. Mientras los hechos suceden, vemos cómo son las amistades y las familias de estas personas, qué tipo de relación mantienen con los suyos, y este dato nos aporta detalles reveladores sobre sus temperamentos, su honestidad o falsedad. De este modo, al final de la película, el avasallador Víctor, nos parecerá menos peligroso de lo que imaginábamos, y Leandro nos hará dudar de esa clase de seres que se sienten superiores porque su posición social se los permite.

Junto a estos protagonistas vemos a integrantes de una clase trabajadora de extracto social más bajo, representada en el albañil, un inmigrante que trabaja en la casa de Víctor, y en la asistenta que lo hace en la casa del arquitecto. En este último caso, el «mate» que se comparte en el desayuno, no evita que cada uno ocupe su lugar.

Si esta historia nos demuestra algo a nivel psicológico es que no todo es como parece, que no es bueno ni inteligente oír una sola campana, que lo que verdaderamente ocurre dentro de las familias es sólo conocido por sus protagonistas, que la sexualidad es esa fuerza poderosa que nos hace sentir vivos cada día, que la soledad y la distancia con la forma de ser y pensar de los padres puede ser dramática para una adolescente, y que la justicia en casos como este, de conflicto entre vecinos, tiene poco qué decir cuando es mejor intentar buscar una solución amigable.

Lo cierto es que frente a otro posible final, con el que quizá algunos espectadores como ha sido en mi caso, nos hubiésemos sentido más a gusto, en principio porque personalmente creo que las personas no cambian tan rápido como lo hacen en la película, los directores nos muestran otro bien diferente. Un acierto, por su parte, sin duda, porque días después aún seguimos pensando en esta historia.
Si me preguntan cuál es el final que yo hubiese esperado, lo diré claramente: el de Víctor reclamando hasta el último instante los rayos de sol que, según él, le pertenecían… Salvo por ese problemita, claro, el de la pared del vecino.

Una historia que merece verse. Una película que deja huella.

viernes, 1 de julio de 2011

CONFUCIO


Por: Pilar Alberdi

¿Quién fue K'ung-Fu-Tzu, aquél de quien el jesuita Matteo Ricci (1552-1610),primer introductor del cristianismo en China, tradujo su nombre para Occidente como Confucio(451-479 a.C)? La película no pretende desentrañar este misterio, pero a mi juicio logra acercar al personaje y mostrar una época injusta, no más terrible y cruel que muchas otras, en una sociedad estratificada, anclada en el respeto a las tradiciones y la obediencia al poder reinante.
Si sólo fuese este su propósito, ya me parece suficiente, porque quizá no habría, al menos por el momento, otro director o productora que quisiese abordar el tema que supone esta superproducción que, a veces, roza el documentalismo. Reconozco, sin embargo, que una mirada no china, no confucionista, quizá hubiese tomado otros aspectos del importante pensador que fue Confucio, cuya obra de recuperación de la tradicción cultural previa a su nacimiento, más su propio aporte y el de sus discípulos, quedó recogida para la posteridad en los Nueve Libros o Analectas.
Pensemos que fue un adelantado de la educación, ya que, aunque fiel a la idea de que quienes están debajo debían obedecer a los que estaban por encima, defendía una educación sin división de clases, porque consideraba que buenos gobernantes capaces de dar ejemplo con sus actos más la educación del pueblo, eran sinónimos de orden, progreso y paz.
La directora Hu Mei, cuenta para conseguir dar forma a esta historia con un reparto formado por Chow Yun Fat, Chen Daoming, Zhou Xun, Yao Lu, Zhang Kaili, Yao Lu, Jiao Huang, Chen Icaubin, Wagn Banq y Ren Quan.
Lo primero que nos permite comprender la historia narrada es cómo cierto tipo de ritos han pasado de una cultura a otra, quizás, desde los primeras migraciones de la humanidad como es el caso de los «esclavos funerarios» también presentes en otras culturas como las amerindias.
Psicológicamente, y este es el tema que nos ocupa, nos permite comprender que la mayor lucha que puede entablar una persona es dominarse a sí misma, y que el seguir una ética propia y la elección de mantenerse en los valores elegidos, exige un sacrificio muchas veces penoso.
Confucio, demuestra ser inteligente al utilizar las argucias y la fuerza de los poderosos contra ellos mismos. Como quien hace milagros gana una batalla contra miles de soldados antes de que comience. Los poderosos son astutos, pero él es sabio. Se anticipa, conoce bien a los hombres y sabe que actúan por interés propio, sin importar qué medios utilicen para conseguir los fines que se proponen. Los gobernantes lo necesitan, pero lo desprecian. ¿Por qué? Porque el consejo, la inteligencia y la coherencia de un hombre justo que puede favorecer el buen desempeño político de los gobernantes, exige sacrificios con relación al futuro del bienestar del pueblo, que ellos no están dispuestos a asumir. Por eso, los mismos que le niegan son los que lo envidian. Los mismos que lo empujan al destierro, serán los que imploren su regreso.
Lo que nos queda al final de la película es el destierro de un Confucio al que el poder de los corruptos convierte en un pobre más del pueblo, al que siguen unos pocos discípulos.
El desprecio de los poderosos, conlleva además, el desprecio del pueblo. ¿Puede haber algo más penoso de soportar por una persona de su calidad que ese desprecio conjunto? Aún así, seguirá enseñando y recogiendo en tablillas de madera pintadas a mano la cultura antigua, y dejando en ellas, también sus propias ideas.
De Confucio o del confucionismo son frases como las siguientes:
«Cometer un error y no corregirlo es cometer otro error».
«Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo, cuando veas a un hombre malo, reflexiona».
«No contestar a una palabra airada replicando con otra de igual tenor. Es la segunda respuesta, la que seguramente, os llevará al enfado».
«Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te evitarás disgustos».
«Leer sin meditar es una ocupación inútil».
Me quedo con estas frases que representan fielmente al confucionismo. Yo no dudaría en recomendar esta película: es fuerte, no nos deja indiferentes, nos provoca tensión y angustia, y con el paso de los días no se olvida.

martes, 21 de junio de 2011



Por: Pilar Alberdi.

Dirigida por Duncan Jones y con guión de Billy Ray y Ben Ripley, la película mantiene el interés del espectador hasta el último minuto, final que me parece demasiado arreglado para satisfacer al público. Y, luego explicaré por qué.
El actor Jake Gyllenhaad es el capitán Colter Stevens. Cuando le vemos por primera vez en pantalla, está en algo que parece una nave y vestido con ropa de combate. Nos damos cuenta, además, de que está en peligro, y desorientado. Cuando las comunicaciones con la base comienzan, una pequeña pantalla en el interior de la nave nos ofrece la imagen de una oficial del ejército, que representa la actriz Vera Farmiga. Ella se limita a pedir al capitán que reporte. Él, por su parte, intenta saber qué está sucediendo. Ella vuelve a insistir, y él a desesperar. Recuerda un estallido de fuego como el producido por una bomba... Y antes de que pueda comprender, se le explica que cumple una misión y que debe volver al mismo sitio.
De este modo vuelve una y otra vez al momento en que va a explotar una bomba en un tren en marcha. En el vagón que viaja, y que es aquel en que alguien ha colocado la bomba, se encuentra con personas que no conoce pero que le conocen a él como la actriz Michelle Monoghan, que al parecer era su novia. Una chica lista y guapa por la que él no sentirá nada hasta un tiempo después.
Como si se tratase de la película Atrapado en el tiempo, seguramente la recuerdan, la del “día del castor”, en esa sucesión interminable de días iguales, desesperantes y repetidos que comienzan invariablemente con el sonido del reloj despertador, o como si volviésemos a ver la película Dèjá Vu, el pobre oficial se encuentra una y otra vez en un tren en los minutos previos a la explosión.
A cada regreso y nuevo contacto con la oficial de comunicaciones, consigue algo más de información. Él sabe que regresa, eso es evidente, pero intuye que fatalmente algo no se le ha explicado. Le explican que está ocupando una fase de memoria de tan sólo 8 minutos post mortem. Y que su participación en el proyecto militar implica averiguar quién puso la bomba, porque se teme un acto terrorista aún peor y que podría afectar a una ciudad.
Ciertamente sentimos pena de este pobre oficial que siempre quiso ser un héroe. La relación con su padre no fue buena y él carga con ese peso. Por eso, mientras desempeña la tarea encomendada, una y otra vez, intenta ponerse en contacto con su padre.
Mientras se le exige que cumpla con su deber, la oficial le promete que será liberado con la muerte al acabar la misma. Es lo que ha pedido el soldado. Sin embargo, los altos mandos no piensan lo mismo.
Psicológicamente hay varios temas muy interesantes. Se cumple el refrán que dice: «El roce hace al cariño» y el capitán Colter acabará enamorado de esa chica que tenía un novio en ese tren, justo antes de que estallase la bomba.
El otro drama lo interpreta la oficial de comunicaciones. Los jefes piensan que hay que seguir utilizando al capitán, podría seguir siendo valioso para otros casos... La promesa cae en el olvido, el éxito brilla en los ojos del oficial a cargo, pero la mujer va hacia el lugar donde está lo que queda del cuerpo del capitán Colter Stevens muerto en combate y toma una decisión.
Aunque la película siga aún un rato más por otros caminos especulativos, todo el peso moral de la misma está ahí: ¿se debe cumplir con lo que se prometió? ¿Lo que queda de un hombre, salvo esos 8 minutos de memoria posteriores a su muerte es una persona humana? Entonces si lo es, tendrá derechos. ¿Los tiene? ¿Siguen siendo suyos o alguien los administra por él?
De este modo se relacionan temas como la «obediencia a los superiores dentro de una cadena de mando», la eutanasia o el derecho a una muerte digna, de la que, seguramente, en un futuro próximo también oiremos hablar mucho. La película también está relacionada con las guerras en oriente, y con la amenaza del terrorismo internacional. Pero, especialmente, tiene que ver con la decisión que en un momento dado debe o no, tomar una persona.

viernes, 10 de junio de 2011

PEQUEÑAS MENTIRAS SIN IMPORTANCIA



Por: Pilar Alberdi.

Con guión y dirección de Guillaume Canet, la película cuenta en el reparto con las actrices y actores: Francois Cluzet, Marion Cotillard, Benoît Magimel, Gilles Lellouche, Jean Dujard, Pascale Arbillot, Edouard Montoute, Valérie Bonneton, Laurent Lafitte, Anne Marivina, Louise Monot, Joes Dupuch, Hocine Merabet, Maxim Nucci, Mathieu Chedid, Nikita Lespinasse, Jeane Dupuch, Marc Maire, Neo Broca.

Como ven: un reparto coral. ¿Es comedia o drama? Como toda buena comedia, es un drama. Nos reímos de lo que nos causa una gran tensión, de aquello que desesperaría a cualquiera en caso de que estuviésemos en su lugar. Y ¿por qué nos reímos? ¿Es que somos tan malas personas? No. Nos reímos porque reír, es un reflejo que nos permite liberar la tensión acumulada. Y en ese sentido, la película está magníficamente lograda.

Aunque las generalizaciones nunca son justas... Podríamos decir que sólo con ver las imágenes de los rostros de los personajes uno ya sabe, que está ante una película europea o mediterránea. No se alarmen. Es sólo una opinión. Pero no podrán negarme que hay rostros del cine norteamericano totalmente inexpresivos, tipo máscara, y que si funcionan ante la cámara es por otras razones como, por ejemplo, un excelente guión, unos efectos especiales magistrales, y un largo, largo etcétera. Sabemos, además, que la teoría actoral dice que para la televisión y el cine se gesticula menos que para el teatro. De acuerdo. Pero lo que no se nos suele decir, es que todos vamos por la vida inexpresivamente. Y ¿por qué? Para que no se nos note demasiado lo que pensamos de nuestro jefe, de la compañera de trabajo, de nuestros parientes, o de la nueva parejita que alquiló el piso de arriba y nos despierta de madruga con salvajes gemidos susurrantes que nos desvelan... Evidentemente, la no gestualización nos salva de nuestros verdaderos pensamientos ante los demás. Por eso, cuando al día siguiente, nos encontramos con la parejita frente a la puerta del ascensor, somos capaces de saludarlos con una sonrisa.

El cine francés nos muestra un espectáculo grandioso como es el de: mostrar lo que la gente siente a través de los gestos de su rostro y de las palabras. Cualidades que se nos van perdiendo.Porque si no mostrar lo que uno siente gestualmente parece una buena estrategia de defensa o de neutralidad; no opinar, mucho más. Y así nos va. Luego no es extraño que, hace varias décadas, un interesante terapeuta como fue Vernon Howard, le preguntase a la gente: «¿Quién está viviendo su vida?» Oye, es verdad, piensa uno enseguida, ¿quién está viviendo mi vida?
Por cierto: ¿ya lo saben?

Pequeñas mentiras sin importancia es, sin duda, una película en la que todos los personajes, aún siendo muchos, son importantes. Pero veamos qué encontramos psicológicamente. Muchos temas, sin duda. El dueño del hotel compensa sus carencias en otros aspectos que no son el monetario, invitando de vacaciones y con todos los gastos pagados a sus amigos, todos ellos con menores recursos. Realmente es un nuevo rico, aislado y solitario, que teme la emotividad y sospecha de cualquier tema que pueda poner en duda su masculinidad, su trabajo o su familia. Freud opinaría que estos temas le vienen de la infancia... Como el maestro es él... Sobre este tema sólo apuntaré lo que vi en un cartel el otro día, cuando después de pasar un rato en la terraza de una cafetería, entré a los servicios. Dentro, el mensaje con la intención de mantenerlos limpios, mostraba un inodoro, y decía en la parte dedicada a los hombres:«Acérquense, es más corta de lo que piensan». La parte dedicada a las mujeres tenía el papel adhesivo rasgado. Y no soy capaz de imaginar lo que diría.

Otro tema importante en esta historia es lo que podemos observar en la conducta que muestran las y los jóvenes solteros de casi 40 años.
Comportarse como un adolescente que recién se estrena en la vida y peinar canas no casan bien. Y es que no es lo mismo alguien de 20, que alguien de 30 o que una persona de 40, aunque intenten vivir de forma parecida. Verán, el de 20 piensa que tiene toda la vida por delante; el de treinta al llegar a esta edad, comienza a tomar conciencia de que los años pasan; y el de casi 40 hace balance, y siente que se abre un abismo a sus pies, y capta que, acaso, no consiga lo que se había propuesto, si es que se había propuesto algo.
En muchos aspectos la película resulta un verdadero retrato de lo que sucede en nuestra sociedad: inestabilidad amorosa, deseo, temor al compromiso. Y vuelta a empezar.

Otra cuestión relevante, pero de la que no quiero ofrecerles demasiados detalles, es cómo la responsabilidad se diluye en el grupo. Seguro que no faltarán próximas películas a partir de las cuales podamos analizar ese tema.

Me gustó la música, ajustada a las situaciones. Reírse, les puedo asegurar que se van a reír cantidad con esta película. También derramarán alguna lagrimilla. Es verdad. Y se alegrarán de que los créditos del final de la película se prolonguen y se prolonguen sobre la pantalla como para darles el tiempo justo, para recuperarse antes de levantarse del asiento.

Por último, si pueden, no salgan del cine sin pensar en aquello de lo que habla la película: aceptamos las mentiras de los otros, a cambio de que acepten las nuestras. ¿Así de simple? Así de simple.
Después encontrarán mil ejemplos, y una sola verdad: aunque podamos engañar a los demás, nunca podremos engañarnos a nosotros mismos.

lunes, 30 de mayo de 2011

EL CASTOR



Por: Pilar Alberdi

Así de simple: me gustó. Mucho. Como para ponerme en pie al final y aplaudir. No lo hice, claro. No fueran a pensar que yo también estaba dominada por un castor...
El castor, con guión de Kyle Killen y dirigida por Jodie Foster es una película impactante. La excelente actuación de Mel Gibson da credibilidad al personaje del castor, tanto como a sí mismo. El acompañamiento de Jodie Foster, Anton Yelchin, Jennifer Lawrence, Riley Thomas Stewart hacen el resto.
Se podría decir que cuando se retrata a una familia en crisis se retrata a cualquier familia en crisis. Y hay familias cuya vida es así a todas horas y todos los días. Un pequeño infierno. Aquí tenemos un ejemplo. Walter Black (Mel Gibson) está depresivo. La primera visión del actor en pantalla con los hombros quietos como una percha y los brazos caídos, da perfectamente el tipo de una persona deprimida y medicada. Hay aletargamiento, embotamiento.
Desde que se encuentra en esa situación ha abandonado su trabajo. Es propietario de una fábrica de juguetes a punto de quebrar, mientras él se dedica a dormir todo el día a causa de la medicación. Para activarse: bebe alcohol a escondidas.
La situación familiar ha llegado a un punto agobiante, y el hijo mayor se alegra cuando la madre (Jodie Foster) le pide a su esposo que abandone el hogar. Él recoge unas pocas cosas, entre ellas, alguna de su niñez, una marioneta con forma de castor. A partir de este momento vivirá una fuerte crisis. Y a punto de perder la vida, la marioneta toma el timón de su vida. De este desdoblamiento en el que vemos al verdadero Walter, saldrá la fuerza que lo impulse a ponerse en marcha otra vez, aunque para los demás signifique creer que se ha agravado su estado mental. Sin embargo, ha vuelto a la vida. Su parte sincera, aquella que estaba ocultando bajo un «falso yo»: el de esposo ejemplar, empresario perfecto, sale a la luz.
Me gustaría explicar aquí el papel del castor. Aunque no se diga, y eso es lo bueno de los guiones tan trabajados, que no han querido ponernos un flash back para mostrarnos la relación en el pasado del niño Walter con el Castor, ni lo que ocurría en su familia de origen, el castor hace de «objeto mediador». Ese castor ha debido tener gran importancia en su pasado, ya que descubrimos que lo ha guardado toda su vida. Y aunque me estoy extendiendo en este tema que no es objeto de la película, lo es implícitamente, ya que pertenece a la biografía psiquica y física del protagonista.
¿Qué es un «objeto mediador»? Aquel con el que el niño se relaciona mientras se va distanciando de la unidad tan estrecha que formaba con la madre. Puede serlo un chupete, un dedo que se lleva a la boca, cualquier peluche, una simple tela, en fin, algo a lo que el niño recurre como compañía y que le resulta imprescindible. Se dice que todo esto está relacionado con el destete, en el sentido de que es una separación de la madre, de quien durante los primeros meses de vida, el bebe no se siente diferente. Cuando se lleva a los bebes a las guarderías, muchas veces se deja también una ropa de la madre que tenga su olor para que le sirva de compañía. Cuando el niño crece, los objetos mediadores crecen con él, y puede aparecer un amigo invisible. Hay identificación con personajes de dibujos animados. Aparece la lectura, y el juego, se manifiesta como otra forma de recomponer el mundo.
Según los psicoanalistas estos objetos reales o ficticios lo defienden de la presencia de la autoridad (padre) y del mundo que relacionan con el paso a otra forma de vida en donde aparecen las restricciones, las normas, y a causa de todo ello, la inseguridad. De repente, hay que hacerse mayor. Pero, lógicamente, ni todas las condiciones son las mismas, ni lo son todas las familias. ¿Se han puesto a pensar cuántos «no»recibe un niño hasta cumplir sus 2 años, y después....? Es verdad que también recibe muchos sí, pero lo cierto es que los «no» son mayoría, y se basan en la necesidad de proteger y de educar al niño.
Melanie Klein, discípula de Freud, escribió una teoría muy interesante sobre los «objetos relacionales» y explicó su función reparadora, incluso en el caso de los adultos, hablando del arte y la escritura. (Podríamos decir que también tenemos este sentimiento reparador cuando vemos una película o cuando leemos un libro que nos satisface, y también en otros muchos casos). Winnicott, por su parte, explicó la noción de «objetos transicionales».
Pero ¿de qué hablaba el pequeño Walter con su Castor? Eso no lo sabremos nunca, pero he aquí que el castor ha regresado como un verdadero superhéroe para salvarlo.
Si miramos la vida del hijo mayor de esta familia, se encuentra en una posición incómoda. Se siente avergonzado por las actitudes de su padre, al que critica y del que se mantiene distante. En otros momentos es un estudiante, con una familia en crisis, y un hobby, le gusta escribir. ¿Qué consigue escribiendo? Pues, lo mismo que el padre con el castor, hace uso gracias a su imaginación y su intelecto de un objeto reparador. Es verdad que no puede cambiar el mundo en que vive, pero lo intenta. De hecho, como está cerca de la verdad, aunque le duela, hasta podrá ayudar a una compañera.
Qué tiene la madre mientras tanto para llevar adelante su vida: su trabajo, la preocupación por su familia, y esa depresión del marido de la que ocuparse. A veces, la enfermedad de una persona de la familia, por las preocupaciones que supone para todos sus miembros, aleja de la vista el verdadero problema que está en la base de esa enfermedad, y da sentido al día a día.
¿Y el hijo pequeño? De repente, tiene la suerte de volver a tener un padre activo, que le presta atención cuando el Castor (la sinceridad) a logrado ponerlo nuevamente en el camino de la vida.
Decía Tolstoi —lo dice en la novela Guerra y Paz— que todas las familias felices son distintas, mientras que las infelices son iguales. Y es así, porque en las familias infelices impera la falta de sinceridad. Las estructuras, las pautas relacionales, los esquemas de conducta se parecen. Hay temas de los que no se habla, hay acuerdos implícitos sobre ciertos problemas, hay coaliciones entre los integrantes. Si estas coaliciones son entre personas de distintas generaciones, se las cataloga de «aberrantes», pues hay un intercambio de roles. Hay instantes en esta película en que el hijo mayor parece el esposo de la madre. Todo eso, podemos verlo aquí, en esta película, El Castor. Una historia interesante en donde se ve como una generación afecta a otra si los comportamientos dolorosos no se reparan o comprenden a tiempo. El hijo mayor de Walter cree odiar tanto a su padre, como su padre odiaba al suyo, y así sucesivamente.
Dice Robert McKee en su libro El guión, que es un axioma en Hollywood, la opinión de que «toda película trata de lo que ocurre en sus últimos 20 minutos». Punto en que el «último acto y el climax deben constituir la experiencia más satisfactoria de todas». Esto no lo he sentido yo en el final, pero me vale con lo que he visto en los otros 90 minutos. Creo que a mucha gente le servirá esta película para darse cuenta de que, a veces, la enfermedad es un camino terrible a cambio de no ser sinceros, tal vez, a cambio de la intención de mantener la unidad de la familia.
Una excelente película que dejará huella, y seguro se llevará más de una nominación a los Óscar.

martes, 17 de mayo de 2011

AGUA PARA ELEFANTES



Por: Pilar Alberdi

Agua para elefantes, película recién estrenada del director Francis Lawrence, con guión de Richard La gravense, basado en la novela de Sara Gruen.
Quizá el comienzo nos parezca lento, pero la acción se acelerará antes de que nos demos cuenta.
El cartel de la productora nos regala una imagen romántica, que no se corresponde con la crudeza del film. Sin embargo, nos sentiremos gratamente sorprendidos por algunas escenas. Y comprenderemos que muchas veces, para conseguir el amor de tu vida, hay que luchar y hay que aponerse a la adversidad. El premio es ese amor, es decir,: la responsabilidad sobre ese amor para toda la vida... ¡Vaya lo he dicho! Debe quedar un poco anticuado hoy, pero un gran amor es eso, el deseo de seguir adelante juntos. ¿O no es por ello que gustan películas como Titanic, Memorias de África, Casablanca, Prety woman, y un largo etcétera?
En este caso, Jacob, ha tenido que abandonar los estudios de veterinaria, precisamente, en tiempos de la Gran Depresión, esa época no tan lejana para norteamérica en que hombres solos y familias enteras deambulaban recorriendo el territorio a la búsqueda de trabajo y de algo para llevarse a la boca. El drama, no sólo incluyó la caída de las acciones en la bolsa, sino que coincidió con una climatología adversa que afectó a las cosechas, situación que supo describir muy bien el escritor John Steimbeck, en su libro (también pueden ver la película) Al este del edén.
La figura de Jacob, la representa, el actor Robert Patinson. El de Marlena, la amazona, que realiza con los caballos el espectáculo estelar del circo, la actriz Rese Withersponn. Ambos tendrán que descubrir primero, que lo suyo es amor, y luego defenderlo.
Mientras tanto, intentará desviar esta atracción, August (Christoph Waltz), director-propietario del Circo de los hermanos Benzini, y esposo de Marlena, con quien se ha casado cuando ella era una jovencita y a quien ha moldeado a su gusto, y de la que espera, ¡cómo no!,siempre su asentimiento, consiguiéndolo de un modo pacífico o violento.
Si algo tiene esta obra es un alegato contra la violencia, no diré machista o sólo machista, porque la violencia es algo que este personaje y muchas personas en la realidad, presentan a los demás por creerlos vulnerables e inferiores. Y la violencia, siempre, ya sea verbal, la base sobre la que se suele asentar o, exclusivamente física ,se ejerce contra alguien al que se considera débil.
Aunque no se dice, ni se muestra en flash back un recuerdo del pasado de August, es lógico pensar que este hombre fue criado bajo el imperio de la violencia, y que siendo la única forma de relacionarse que ha conocido, y siendo además aquella por la que ha visto que otros conseguían «reconocimiento», la aplique en su vida. Maltrata, manda dar palizas porque no le faltan secuaces, y aunque parezca ilógico todo esto lo hace buscando aquello que en nuestro interior deseamos todos, el amor; sólo que él lo confunde con sometimiento y obediencia ciega.
Una persona violenta, se cree dueña de la vida de los demás. Cuando August ha bebido puede ser encantador o puede llegar a mostrar su crueldad y su poder, sintiéndose además de dueño del circo, dueño de la vida de las personas y de los animales que lo rodean. Por eso, los seres que están cerca nunca saben cuándo será ni por cuál motivo, el próximo momento en que estallará. Y no hay nada que cause más impacto que la sorpresa para hacer llevar a los demás una vida de estrés en el filo de la cordura. Cuando permanece abstemio, vemos como utiliza la negación para ocultarse a sí mismo que es un ser ruin, violento y cruel, proyectando el hecho sobre quienes lo rodean: Marlena y Jacob, los trabajadores, los artistas, y hasta los animales del circo.
Es un hombre que no repara en medios para conseguir los fines que se propone, por tanto, un hombre vil y deleznable.
Acostumbrados a las terribles cifras de mujeres maltratados por sus parejas, el hecho no nos parecerá extraño, al contrario, nos parecerá, lamentablemente, demasiado cercano, pero sí podremos verlo aquí con toda su crudeza. Ella podría escaparse, está tan libre como esa elefanta preciosa de nombre Rosi, pero para hacerlo tiene que ser capaz de salir de esa situación, y gran parte de la trama de la película se basa en ese hecho. ¿Hasta dónde es soportable una situación en que no sabes cuándo tu pareja va a parecerte el hombre más maravilloso del mundo o el más cruel? ¿Hasta qué punto los celos podrán devorarlo, creando muchas veces con ese recelo lo mismo que teme? ¿La bebida es sólo evasión o es una forma de exaltación que lleva a la negación de lo que uno es, y a ver a los demás como simples propiedades?
Por último, también está retratado el tema de la soledad de los ancianos que viven anclados en su pasado. Personas a las que los demás tratan como a niños, y sobre los que todos se sienten con derechos pero pocas veces con deberes. Esos ancianos fueron jóvenes, y cuando estaban a la vanguardia de la vida sintieron momentos de gloria luchando por sus estudios, el amor, el trabajo, la formación de una familia, el futuro de los hijos, y ahora, en su vejez, observan unas veces con admiración y otras con abatimiento, que los jóvenes que ahora libran esas batallas son sus hijos, y que no tienen tiempo para ellos.
Como ven, se trata de una película fuerte, directa e intensa, de la que podemos aprender mucho. Además comprenderemos cómo se desarrollaba la vida en los circos de la primera época del siglo XX y nos deleitaremos con algunas entrañables imágenes de actuaciones con animales y personas.

domingo, 1 de mayo de 2011

THE COMPANY MAN



Por: Pilar Alberdi

Escrita y dirigida por John Welle, cuenta en el reparto con actores como Ben Affeck, Tommy Lee Jones, Crhis Cooper, Kevin Kostner.
La película logra estimular la mente y los sentimientos del espectador porque toca un tema de actualidad como es la crisis económica, causada desde los centros financieros y la banca, con graves consecuencias para la vida de las personas, ya que algunas grandes empresas, antes que perder valor, despedirán a un alto número de empleados, y no necesariamente porque hagan una traslocación de la empresa llevándosela a otro país donde los costos de producción sean menores. Realmente resulta sorprendente que frente a los antiguos sistemas nacionales de protección, hoy los estados no digan nada sobre las prácticas nocivas de las grandes corporaciones.
La película nos afecta porque lo que les pasa a los protagonistas puede pasarnos mañana o ya nos ha sucedido, o lo vemos en alguien de nuestro entorno.
Cuando lo tienes todo te crees todo. La verdad es que esta frase me ha salido redonda, pero es cierto: cuando lo tienes todo te crees todo, porque necesitas creerlo. El joven Bobby Walker ha luchado por alcanzar el puesto que ostenta y que le permite tener una gran casa, un porche, y ser socio de un importante o, mejor dicho, carísimo y elitista club de golf.
De repente, se queda sin trabajo. Y pasa de ser importante a no ser nadie, y a trabajar cuando ya no le quedan más opciones para un miembro de su familia política del que se burlaba. La única que asume la situación de un modo realista es su joven mujer. Ella tiene claro que deben comenzar a desprenderse de lo que no pueden pagar.
Para él comienzan dos viacrucis, el de aceptar su situación y el de encontrar un nuevo trabajo. Pero como tienen una buena relación de pareja, la estabilidad se mantiene, y sus hijos saben que sus padres están luchando para salir de la situación. También la sufren, por supuesto, un niño o un adolescente es enormemente sensible, pero no por las consecuencias económicas, sino porque perciben el drama, especialmente en el padre.
No sucede lo mismo con otros dos desempleados que son mayores. Cuando el que tiene cerca de 60 años se ve abocado a recibir consejo sobre su futuro laboral, entre otras cosas le indican que se tiña el cabello y que borre algunos datos de su currículo Y cómo ha pasado de ser alguien importante le extraña que la mujer que se lo dice, además, y como si ya fuera poco agravio lo anterior (lo siente como agravio porque tiene la moral por los suelos...), lo tutee.
El tercer desempleado será Gene McClary (Tommy Lee Jones), uno de los socios fundadores de la compañía. Por un lado queda en el paro por disidencia con un socio con más poder en el consejo, lo ha dejado en evidencia varias veces, pero por otro, es como si su ética lo hubiese conducido a ese fin. No es que quede mal económicamente porque sus acciones valen millones. Digamos que es un rico que se ha quedado en el paro. Decirlo así, ya causa extrañeza.
Como tampoco quiero contar toda la película porque acaba de estrenarse, y como estoy segura, además, de que el tema pasará inadvertido, me parece importante señalar la realidad de los matrimonios de los desempleados de mayor edad. En el caso del socio fundador su mujer dedica sus días, según lo poco que nos muestran a hacer compras carísimas e irse de vacaciones. Sus hijos ya son personas independientes. En el otro caso, vemos una mujer con tendencia a enfermar, y en las pocas ocasiones que se la muestra aparece recostada, sea porque esté con jaqueca o dormitando. Lo de tendencia a enfermar, desde luego, es una inferencia mía, porque muchas personas al no poder solucionar ciertos problemas acaban evidenciándolos a nivel psicosomático, y creo que esto es lo que se ha pretendido mostrar o lo que yo he querido ver. De las jaquecas se suele decir, que significan que a nivel sexual hay insatisfacción. Hay una hija en la casa, y no se aclara si hay más hijos.
Uno de estos hombres tiene una amante. Del otro no se nos dice nada sobre este tema. En ambos casos y en el de sus esposas son personas que ya están en la andropausia y la menopausia con todas las consecuencias que esto pueda significar.
Eran hombres poderosos cuando podían decidir y tenían proyectos, cuando imaginaban nuevas fusiones de empresas; disfrutaban con la subida del precio de sus acciones en la bolsa, pero a la hora de la verdad, son lo que son para el mercado laboral: personas en paro, mayores, y en uno de los casos, además molesta, porque ¿puede haber algo que incomode más a otros que una conciencia que intenta tomar en cuenta los dos lados del problema?
En la vida de estos hombres mayores, ellas, han sido las compañeras, seguramente se han amado, han tenido hijos, pero no tienen otra ocupación, al menos no se muestra que la tengan y, probablemente, han hecho grandes esfuerzos psicológicos para ocupar su tiempo de algún modo, y sobre todo para dar sentido a sus vidas, cuando los hijos se han marchado de casa. Lo que habitualmente se conoce con el nombre de «el síndrome de nido vacío».
En el primer momento, cada uno de estos hombres acabará resolviendo su tema de una manera. Finalmente veremos lo que fue de cada uno.
Lo que vemos es que a los hombres se les enseña a ser fuertes, duros. Se sienten con enormes responsabilidades. Se los prepara para afrontarlos y reciben este modelo en su propia casa. Es verdad que las cosas han cambiado, pero en ciertos aspectos, poco. Se esperaba de ellos que cumplieran el papel protector antes, y se lo espera ahora.
De ellas, probablemente, se habrá dicho que no trabajaban, porque trabajar para nuestra extraña e injusta sociedad es ir a cuidar los hijos de otros. Entonces sí, cuidar los hijos es un trabajo, pero no cuando se trata de los propios.
Decía al principio que es una película que activa las emociones, y de hecho, un espectador que estaba una fila por delante estaba inquieto como si lo estuvieran pinchando, acabó sentado en el borde del asiento, y pensé que en cualquier momento se levantaría y se iría. Pero aguantó hasta el final. Quizá, el tema le tocaba demasiado cerca.
Del mismo modo que no hay dos personas que lean el mismo libro, tampoco hay dos personas que vean la misma película. Las personas jóvenes se centrarán en la pareja joven. Las personas maduras como es mi caso y el de mi acompañante podemos vivir de nuestros recuerdos juveniles pero también por experiencia de vida situarnos en la de los mayores.
Y, seguramente, mucha gente que vaya a verla percibirá esa soledad de a dos en pareja, en la que la las horas de dedicación al trabajo que ayudaron a sacar adelante una familia, también han sido fuente de separación y alejamiento, y de no-reencuentro.
A mi acompañante no le conformó que la película acabase bien, no hay más que ver la economía como está. Pero en cualquier libro de teoría de guión cinematográfico te dirán que es el final perfecto, que al espectador no se lo puede dejar sin alguna satisfacción. Pues eso.

lunes, 25 de abril de 2011

LA LEGIÓN DEL ÁGUILA



Por Pilar Alberdi


Tarde de película en los multicines de Vélez Málaga, en una primavera todavía fresca, y en un centro comercial con las persianas de sus tiendas cerradas, salvo las de las cafeterías y restaurantes.

Aunque la puntuación otorgada a la película La legión del águila del director Kevin Macdonald era bastante alta; por aquí y por allá, surgían pinceladas desvirtuando su fortaleza escénica por la pequeñez de las batallas. Pero no fue eso lo que me sorprendió, sino que se la situase como una historia juvenil, porque no había escenas de sexo, ni tan siquiera un enamoramiento. Cierto es que la escritora Rosemary Sutcliff (1920-1992), escribía para adolescentes y jóvenes allá por 1954, fecha en la que data la obra que dio origen a este película. Pero me parece que en nada desmerece a la historia el hecho de que no haya una mujer de por medio, personaje que se hubiese podido incluir en el guión. En cuanto al resto de elementos propios del género épico, las dosis de crueldad a las que puede llegar el ser humano están tan visibles o contadas en esta película, como en cualquier otra para adultos.

Estamos ante una historia que puede llegar a ser todo lo real que uno crea, puesto que Roma se encargó de no dejar por escrito cuál fue el verdadero fin de la IX Legión, llamada en sus comienzos, de Hispania, pues tal fue la deshonra en perderla.

Si nos limitásemos a contar el argumento podríamos decir que el joven centurión Marcus Aquila (el actor Channing Tatum) en compañía de su esclavo britano Esca (Jamie Bell) emprenden un viaje para recuperar el estandarte de la IX Legión en las tierras del norte de Britania. Este estandarte es un águila de oro. Pero si queremos entender la historia al completo, diremos que el joven centurión va en busca del águila perdida por su padre, quien dirigía la IX Legión, para restablecer el honor familiar y personal. Este tema del honor no sé hasta qué punto puede resultar hoy importante para muchas personas, pero toda la tradición griega y latina está impregnada por el, y por supuesto su literatura, y me atrevería a decir que hasta el pasado siglo seguía teniendo vigencia.

Desde el punto de vista psicológico, lo que podemos aprender en esta película, es como la «deshumanización de los otros» permite su «cosificación». Desgraciadamente, la historia de la humanidad se encarga de decirnos, que el hombre siempre aplica la misma fórmula.
Los desmanes más terribles siempre suceden en luchas entre grupos. Cuando se han realizado experimentos de este tipo a nivel psicológico, se llegó incluso a tener que abandonar el experimento por los grados de crueldad alcanzados por las personas participantes, que unos días antes habían sido elegidas, por su carácter pacífico y equilibrado. Otra clase de experimentos ha demostrado que lo que diga una autoridad se acata, especialmente si hay varias personas presentes que la dan por valida. No en vano, lo que la psicología moderna ha descubierto, ya lo sabían los griegos y romanos que apelaban en su retórica a una autoridad para dar más fuerza a sus palabras. Llegado el caso, se puede apelar a una autoridad inexistente, llega a decir Shopenhauer, en el siglo XIX, contando para ello con la ignorancia de los presentes en el dominio de una determinada materia.

En la Legión del Águila, los dos jóvenes personajes que tienen que hacer este camino son partes de dos grupos enfrentados, pero se valorarán como personas porque ambas han conocido el dolor de la deshonra, y tienen «palabra de honor». Qué antiguo me suena esto después de escribirlo, pero es que para las personas que hoy tenemos más de 50 años, la palabra honor tuvo en nuestra niñez un fuerte significado. Aparecía en nuestros juegos, y se la podía leer en los periódicos y oír en los discursos. Nosotros éramos capaces de jurar por nuestro honor que no diríamos nada sobre el vidrio de la ventana que rompió fulanito, o que no delataríamos ese amor inmaculado e inocente de la niña de 9 años por el chavalillo de 10. Por honor, no delatábamos a un compañero que se estuviera portando mal en clase porque la delación era una de las cosas peor vistas. El que hacía algo mal tenía que reconocerlo, pero si no lo hacía, los demás nos callábamos, y eso solía suponer casi siempre un castigo a toda la clase que soportábamos estoicamente.

En grupo, ninguno de los dos jóvenes, a la hora de estar enfrentados, se habría detenido en dar la muerte al otro. Como personas en un camino y una tarea común, aprenderán a respetarse y a defenderse.

Históricamente, la grandiosidad del imperio impuesto por los romanos a los demás pueblos, se nos hará patente en ese largo muro llamado de Adriano, que fue quien lo mandó construir. Exáctamente, 117 kilómetros construidos en piedra con sus fuertes, fortines y fosos. Imaginemos la clase de lucha que se libraba, que obligó a la construcción de este muro. Imaginémos, al mismo tiempo, si podemos, la pobreza y la valentía de aquellas gentes, y lo poco que valía su vida. También cuán rápidamente pasaba alguien, de ser una persona libre entre los suyos, a ser un esclavo entre los otros.

Yo salí del cine con la sensación de haber estado en la grandiosidad de los paisajes de la antigua Britania, y en la desolación de aquellas vida.

En cuanto al tema y la forma de abordarlo, sé que he visto lo mismo en otras historias, pero la credibilidad de esta no disminuye en ningún minuto, y nos sentimos perseguidores y perseguidos según las ocasiones.

También queda claro en esta película, que el que no es fiel al grupo, el que pueda ponerlo en peligro, tiene los segundos de su vida contados.

Frente a los que eran obligados por las circunstancias de la historia a enfrentarse directamente, estaban los que vivían lejos, más allá incluso que la considerada retaguardia: los políticos, los que miraban los territorios sobre un plano del terreno, los que decidían hacia dónde se avanzaba y cuándo.
Resultan especiales los pocos diálogos que hay con estos y lo fácil que les resulta hablar del deshonor por la pérdida de una legión de 5000 hombres, frente al hijo del hombre que la dirigía, y que no duda en pensar que su padre fue leal a Roma, igual que lo fueron esas 5000 vidas, y que por eso debe ir a buscar el estandarte, y saber qué ocurrió realmente.

En definitiva: uno sale a gusto del cine.




Notas:
Para aquellos que deseen ampliar información sobre el tema histórico, les dejo dos enlaces. En el primero encontrarán información sobre el Muro de Adriano, construido hacia 122-130 dC. Pese a que los lugareños fueron utilizando los sillares para la construcción de sus propias viviendas, aún se sostiene en pie, especialmente en la zona de Northumberland, distrito de los lagos.
Este tema de los muros, y de la separación entre grupos es un legado histórico, y no hará falta que les ponga ejemplos ¿o sí? Que perviven hasta nuestros días. La construcción de muros no cesará...
En el siguiente enlace se puede leer la historia de la IX Legión, hasta donde los datos conservados por el Imperio Romano lo permiten.

El muro de Adriano.El muro de Adriano


Historia de la IX Legión, llamada de Hispania porque fue el primer lugar en el que actuó. Muchos años después desaparecería en Britania.
Historia de la IX Legión


Sobre la autora Rosemary Stucliff (1920-1992)aquí podrán encontrar una breve biografía y una relación de sus obras. Enlace

domingo, 10 de abril de 2011

DESTINO OCULTO



Por Pilar Alberdi

Ayer sábado, y con un calor que llegó temprano, anunciando a los malagueños que el verano ya está a la puerta, fui a ver Destino oculto, película del director George Nolfi. Los protagonistas principales Matt Damon y Emily Blunt. Otros actores del elenco: Anthony Mackie, Terence Stamp, Shohreh Aghdashloo, John Slattery.
A las 4:30 PM éramos cuatro personas en la sala. Suele ser el lujo de adquirir entradas en este horario, y más aún en esta época del año en que la playa invita a pasarse el día mirando el Mediterráneo.
Leyendo las crónicas sobre la película veo que el género en el que la inscriben es el romántico y el thriller. Y las reseñas se inclinan por señalar a partir de la sinopsis que ofrece la propia productora en que fuerzas ocultas parecen querer dominar la vida de los protagonistas. Lo cierto es que a medida que nos dejamos llevar por la película, esas fuerzas representadas por varios agentes, parecen responder a la intención de dominar la política de EEUU o del mundo, y que por los poderes que muestran (capacidad de adivinar lo que sucederá en el futuro, alterar los hechos del presente, interferencia en la vida física y mental de los seres humanos seleccionados para ese fin, traslados en el espacio-tiempo a velocidad de vértigo) una llega a creer que hasta podría tratarse de alienígenas en una misión especial sobre la tierra, por tanto, de una película de Ciencia Ficción.
Sin duda, el film responde al tipo de formato al que estamos habituados, que vemos en el siglo XXI, y gusta a los jóvenes, que representan, y esto las productoras lo tienen en cuenta, la gran proporción de los espectadores, pero la subtrama va surgiendo lentamente y entonces aparece un componente ético, cuestionado desde los tiempos más remotos de la antigüedad conocida ¿Existen los dioses? ¿Se trata de uno o de más? ¿En qué aspectos coinciden las diferentes culturas sobre estos temas? ¿Estamos obligados a un destino? ¿Lo hacemos nosotros y podemos cambiarlo a través de nuestras decisiones o ya está decidido? ¿Tenemos una misión? ¿Somos parte de ella?
Todas estas cuestiones plantean varias preguntas, que en la película se hacen evidentes desde elcomienzo, cuando se nombra la figura del «jefe». ¿Quién es? ¿Por qué influye en la vida de los protagonistas? ¿Con qué derecho los une y los separa? ¿Todo está decidido previamente? ¿Existe el libre albedrío?
Pero lo cierto es que desde estas preguntas no es extraño que acabemos en otra fundamental: ¿hay conciencia? ¿Qué pasa cuando actuamos a favor de lo que sentimos o cuando lo hacemos en contra? ¿Qué ocurre cuando en nuestro camino por la vida miramos al costado teniendo mirar al frente?
He visto en varios paneles de estadísticas las notas que le han dado a la película, y también he leído numerosas críticas. Creo que algunos espectadores que siguieron ciertas recomendaciones que la distinguían como película romántica y thriller, por fuerza, se habrán sentido algo decepcionados si esperaban ir a ver una película evasiva, tanto de los problemas cotidianos, como de los individuales.
La película que todo el tiempo está planteando la misma cuestión, te obliga sin remedio a indagar en tu propia vida, y a sacar a la luz cuestiones que pueden resultar incómodas. Si tenemos en cuenta todos los condicionamientos a los que habitualmente nos vemos sometidos, nuestra libertad es siempre limitada, pero aún así: ¿nos hemos enfrentado «al jefe»? Es decir a eso, que parecen ser las decisiones ya establecidas para nosotros. ¿Hemos sido tan cómodos como para no mover un dedo en determinadas circunstancias y no luchar por lo que creíamos digno o necesario para nuestra vida? O ¿hemos acabado como los protagonistas de esta historia luchando, pese a cualquier consecuencia posible, por lo que creíamos, por ejemplo, un gran amor? Entonces, ¿está nuestra vida decidida?
Hubo un tiempo en la historia de la humanidad en que parecía difícil poder hablar con libertad de la ciencia; y ahora nos encontramos en un tiempo en que parece difícil hablar abiertamente desde sentimientos metafísicos, éticos, espirituales, religiosos o como cada cual prefiera llamarles, y terminamos denominando una historia como de romance y thriller, porque es más fácil, porque vende más, pero a las pruebas me remito, hay momentos en que uno se la juega como en esta película, Destino oculto, momentos en que una decisión tiene el poder de cambiar tu vida.

miércoles, 30 de marzo de 2011

EL CISNE NEGRO (Y EL BLANCO)




Por: Pilar Alberdi

Hoy, aproveché un rato libre de la mañana para leer opiniones sobre esta película. Encontré un popurrí curioso, desde quien considera al personaje de la bailarina «un ser perturbado», «frigida» que es un término que se ha utilizado en la promoción, hasta quien dice que es una «película oscura», «la cumbre del terror», y muchas más definiciones. En realidad nadie está equivocado. La mayoría opina que es un thriller. Y me parece que esta palabra, thriller,convertida en signo, es decir en símbolo, últimamente acapara cualquier definición de película o libro que se quiera poner a la venta. Ella, por sí sola, parece garantía de éxito y ventas. Pero ¿es un thriller? Lo que sí hay aquí, sin ninguna duda, es un drama familiar, aunque quede desdibujado o mezclado con la dura rutina de una bailarina que desea conseguir un objetivo que asume como suyo: llegar a ser la primera figura de un ballet. La película permite también comprender la dureza, la dedicación que exige este arte, a tal punto que, por momentos, casi roza el masoquismo o la tortura. Se muestra, además, la competencia entre las aspirantes; las expectativas que el director vuelca sobre ellas con su dosis de provocación, sexo, desprecio, y olvido. Pero el verdadero drama de esta historia, no es ese; es la relación madre-hija, que impone a la segunda, de una manera inconsciente, cumplir con los sueños frustrados de la primera. Por una parte, tenemos: dominación-agresión, (papel que también es asumido por el director del ballet), por otro y como respuesta, sometimiento-autoagresión, y por fin, comprensión-liberación.
La protagonista sólo tiene una manera de vencer para escapar de la tiranía, de culpabilización, e incluso de la frigidez que le ha sido impuesta por la madre. A ese fin sirven una de las compañeras del ballet, el director, su propia comprensión, y la figura del cisne negro. La bailarina fue una hija dócil, buena y obediente, cumplió con todo lo que le exigió su madre; pero sólo cuando logra aceptar el lado oscuro, precisamente aquel que le ha sido impuesto desde su nacimiento, mejor dicho, desde el conocimiento de su gestación, es cuando encontrará el sentido de su lucha y luego de su paz, aunque en la película esta paz sea dramática. Nina, la joven bailarina, accede, por fin, a su polo opuesto, lo reconoce, deja de temerlo y lo asume como propio aunque sea en medio de alucinaciones.
En la vida real, encontrar en nosotros mismos el polo opuesto de lo que somos, aquel que nos disgusta y despreciamos porque lo hemos sufrido o vivido en las personas que nos rodeaban en nuestra niñez y adolescencia, es decir, en la época en que éramos más vulnerables, resulta siempre revelador. Es aceptar que ya no tenemos obligación de ser como otros han decidido que seamos. Es, de alguna manera, rebelarse, madurar.
Quienes hayan tenido personas autoritarias a su alrededor, pero no han asumido como propia esa manera de ser, es muy probable que busquen amistades, compañeros de actividades, o parejas de este tipo, de una manera tan inconsciente, que cuando alcancen a verlo, ya será tarde. Y si después de una primera unión y ruptura, aún siguen sin comprender el mecanismo que las lleva a buscarlas (el amor primigenio a la figura materna,paterna o sus equivalentes,al margen de sus capacidades de dar amor) volverán a repetir el mismo proceso, y a equivocarse nuevamente.
No sé si alguien ha dicho de esta película que es la historia de un triunfo. Pero metafóricamente lo es, pese a su infeliz desenlace. Es el triunfo del reconocimiento. El cisne blanco y el negro tienen que ir unidos, tienen que saber convivir juntos, para que una parte no se vea en la necesidad de vencer o destruir a la otra . De este reconocimiento, sin duda, nace el difícil equilibrio del que dependen muchos de los actos de nuestra vida.

Ficha técnica: el director es Darren Aronofsky, y en los papeles protagonistas las actrices Natalie Portman, Mila Kunis, Bárbara Hershey, y el actor Vincent Cossel.

"NO ES FÁCIL" (TERAPIA DE PAREJA)




Por: Pilar Alberdi

Lo reconozco: disfruté esta película. No la vi en el cine. Pero sí esta semana. La pasaron en uno de los canales de televisión por los que mi esposo pasó haciendo zapping. Él, que ya la había visto... Me llamó. La vimos juntos.
¿Les dije que este mes cumplimos 36 años en pareja...? Pero claro, si sumamos que nos conocemos desde niños... Una vida. Mejor dicho: dos. Juntos. Siempre juntos.
La publicidad de la película un acierto: «No es tan fácil. Primero viene el matrimonio. Luego llega el divorcio. Y después...» El reencuentro, y después... Esta última frase es la síntesis de la película con una Meryl Streep, siempre sorprendente, capaz de mostrar de un instante a otro, tantos sentimientos. A su lado el actor, Alec Baldwin.
La sinopsis lo explica todo. Pero no les voy a dejar aquí, el resumen. Les voy a contar, sí, una frase fundamental que se dice en esta película, y que, aparentemente, podría ser la solución a muchos matrimonios fracasados. La diré, como la recuerdo en este momento: «Si la mayoría de los matrimonios que se separan, se reencontrasen diez años después, con toda seguridad podrían reanudar su vida en pareja». Evidentemente, la película se encarga, no la quiero contar aquí, por si alguien más no la ha visto, de mostranos ese posible desarrollo y sus consecuencias: para bien y para mal.
Pongamos edades. Los treinta años de antes que ahora, para una gran mayoría de parejas europeas, se torna la cuarentena, esa edad en que uno está agobiado por multitud de tareas: los hijos, la necesidad de sacar adelante una familia en una sociedad de duro mercantilismo donde en cuanto te descuidas puedes ser víctima del paro. La palabra «hijos», dicha así, fijaros bien, tan solo la forman cinco letras, dos vocales, tres consonantes, nada, casi no parece decir mucho, pero ¡hay que ver cuánto dice! Hay que atenderlos, cuidarlos, mimarlos... ¿No es para eso que los trajimos a este mundo? Hay que hacerlos felices, darles su tiempo para madurar... Estar a todas horas para ellos. Que nadie los moleste, que les vaya bien en el colegio... Que podamos llevarles al parque para jugar; contarles un cuento por la noche... Y se nos va pasando la vida de una manera tan ocupada, que si hay un momento en que se reclama "¡un poco de tiempo, por favor, para volver a ser aquellos jóvenes de antaño!" , es decir, tiempo personal, en una etapa en que uno ya se olvidó qué era eso entre llantos, pañales, biberones, y horas de dormir al bebé. Si a esto se suman problemas en el trabajo, padres mayores que pueden necesitar ayuda, disparidad de horarios, y esas otras mil cosas que hay en la vida... Ocurre, lo inevitable. Uno se olvida de actividades que realizaba antes en pareja, porque no puede, porque no tiene tiempo, porque está agotado, o porque se ha olvidado de que antes las hacía...
Y es, lo primero que surge en las terapias cuando se pregunta: ¿cuándo fue la última vez que se han dado tiempo para ir al cine, pasar una velada solos, escaparse una noche o un fin de semana a un hotel?
―¡Vaya! ―contestan.
Lo habían olvidado.
Y mucho se complica el tema cuando se trata de personas con hijos de anteriores parejas.
Entonces... ¿La cuestión está en reencontrarse? Emparejarse, otra vez, con la misma persona, es difícil. Pero puede resultar divertido, agradable, compensador... y acaso, imposible.
Una buena película: terapia en celuloide. Por cierto, esos dos, los de la foto, al pie de este artículo somos Ernesto y yo. Una vida juntos. Estuvo bien. Gracias cariño ¿qué haría sin ti? Porque esta es la verdad: ¿quiénes seríamos sin esas personas que están a nuestro lado y para las que nosotros también estamos?
Pues, que ustedes lo pasen bien, viendo la película. Lo dicho: terapia en celuloide.

«No es tan facil»: una película de la guionista y directora Nancy Meyers, autora de «Cuando menos te lo esperas» y «The holiday». El título original: It's complicated. el año:2009.

PRESENTACIÓN

A comienzos de abril de 2011 se inicia este blog sobre Cine y psicología. Nace por mi interés en ambos temas. Había comenzado a desarrollar este tipo de artículos en mi otro blog de temas de psicología, terapia y Constelaciones Familiares.
Como entiendo que los lectores que acuden a aquel blog y también al de Fénix -El resurgir de la cultura- en donde se reproducen mis artículos, he preferido separarlos, al ser estos más específicos y relacionados a un tema concreto como es el cine.
Dicho esto, sólo me queda subir las primeras entradas.