martes, 17 de mayo de 2011

AGUA PARA ELEFANTES



Por: Pilar Alberdi

Agua para elefantes, película recién estrenada del director Francis Lawrence, con guión de Richard La gravense, basado en la novela de Sara Gruen.
Quizá el comienzo nos parezca lento, pero la acción se acelerará antes de que nos demos cuenta.
El cartel de la productora nos regala una imagen romántica, que no se corresponde con la crudeza del film. Sin embargo, nos sentiremos gratamente sorprendidos por algunas escenas. Y comprenderemos que muchas veces, para conseguir el amor de tu vida, hay que luchar y hay que aponerse a la adversidad. El premio es ese amor, es decir,: la responsabilidad sobre ese amor para toda la vida... ¡Vaya lo he dicho! Debe quedar un poco anticuado hoy, pero un gran amor es eso, el deseo de seguir adelante juntos. ¿O no es por ello que gustan películas como Titanic, Memorias de África, Casablanca, Prety woman, y un largo etcétera?
En este caso, Jacob, ha tenido que abandonar los estudios de veterinaria, precisamente, en tiempos de la Gran Depresión, esa época no tan lejana para norteamérica en que hombres solos y familias enteras deambulaban recorriendo el territorio a la búsqueda de trabajo y de algo para llevarse a la boca. El drama, no sólo incluyó la caída de las acciones en la bolsa, sino que coincidió con una climatología adversa que afectó a las cosechas, situación que supo describir muy bien el escritor John Steimbeck, en su libro (también pueden ver la película) Al este del edén.
La figura de Jacob, la representa, el actor Robert Patinson. El de Marlena, la amazona, que realiza con los caballos el espectáculo estelar del circo, la actriz Rese Withersponn. Ambos tendrán que descubrir primero, que lo suyo es amor, y luego defenderlo.
Mientras tanto, intentará desviar esta atracción, August (Christoph Waltz), director-propietario del Circo de los hermanos Benzini, y esposo de Marlena, con quien se ha casado cuando ella era una jovencita y a quien ha moldeado a su gusto, y de la que espera, ¡cómo no!,siempre su asentimiento, consiguiéndolo de un modo pacífico o violento.
Si algo tiene esta obra es un alegato contra la violencia, no diré machista o sólo machista, porque la violencia es algo que este personaje y muchas personas en la realidad, presentan a los demás por creerlos vulnerables e inferiores. Y la violencia, siempre, ya sea verbal, la base sobre la que se suele asentar o, exclusivamente física ,se ejerce contra alguien al que se considera débil.
Aunque no se dice, ni se muestra en flash back un recuerdo del pasado de August, es lógico pensar que este hombre fue criado bajo el imperio de la violencia, y que siendo la única forma de relacionarse que ha conocido, y siendo además aquella por la que ha visto que otros conseguían «reconocimiento», la aplique en su vida. Maltrata, manda dar palizas porque no le faltan secuaces, y aunque parezca ilógico todo esto lo hace buscando aquello que en nuestro interior deseamos todos, el amor; sólo que él lo confunde con sometimiento y obediencia ciega.
Una persona violenta, se cree dueña de la vida de los demás. Cuando August ha bebido puede ser encantador o puede llegar a mostrar su crueldad y su poder, sintiéndose además de dueño del circo, dueño de la vida de las personas y de los animales que lo rodean. Por eso, los seres que están cerca nunca saben cuándo será ni por cuál motivo, el próximo momento en que estallará. Y no hay nada que cause más impacto que la sorpresa para hacer llevar a los demás una vida de estrés en el filo de la cordura. Cuando permanece abstemio, vemos como utiliza la negación para ocultarse a sí mismo que es un ser ruin, violento y cruel, proyectando el hecho sobre quienes lo rodean: Marlena y Jacob, los trabajadores, los artistas, y hasta los animales del circo.
Es un hombre que no repara en medios para conseguir los fines que se propone, por tanto, un hombre vil y deleznable.
Acostumbrados a las terribles cifras de mujeres maltratados por sus parejas, el hecho no nos parecerá extraño, al contrario, nos parecerá, lamentablemente, demasiado cercano, pero sí podremos verlo aquí con toda su crudeza. Ella podría escaparse, está tan libre como esa elefanta preciosa de nombre Rosi, pero para hacerlo tiene que ser capaz de salir de esa situación, y gran parte de la trama de la película se basa en ese hecho. ¿Hasta dónde es soportable una situación en que no sabes cuándo tu pareja va a parecerte el hombre más maravilloso del mundo o el más cruel? ¿Hasta qué punto los celos podrán devorarlo, creando muchas veces con ese recelo lo mismo que teme? ¿La bebida es sólo evasión o es una forma de exaltación que lleva a la negación de lo que uno es, y a ver a los demás como simples propiedades?
Por último, también está retratado el tema de la soledad de los ancianos que viven anclados en su pasado. Personas a las que los demás tratan como a niños, y sobre los que todos se sienten con derechos pero pocas veces con deberes. Esos ancianos fueron jóvenes, y cuando estaban a la vanguardia de la vida sintieron momentos de gloria luchando por sus estudios, el amor, el trabajo, la formación de una familia, el futuro de los hijos, y ahora, en su vejez, observan unas veces con admiración y otras con abatimiento, que los jóvenes que ahora libran esas batallas son sus hijos, y que no tienen tiempo para ellos.
Como ven, se trata de una película fuerte, directa e intensa, de la que podemos aprender mucho. Además comprenderemos cómo se desarrollaba la vida en los circos de la primera época del siglo XX y nos deleitaremos con algunas entrañables imágenes de actuaciones con animales y personas.

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