martes, 8 de enero de 2013

THE MASTER



Por: Pilar Alberdi

The master: guión y dirección Paul Thomas Anderson. En los papeles principales Seymour Hoffman como el el predicador y psicoanlista Lancaster Dodd y Joaquin Phoenix como Freddie Quell, un soldado que participó en la Segunda Guerra Mundial y que está perturbado, sin duda, desde antes de participar en la contienda bélica. Algo que podemos deducir por su relación familiar.
Actúan como protagonistas secundarios, entre otros, Amy Adams, Laura Dern, Kevin J. O'Connor, Jesse Plemons, Rami Malek, David Warshofsky, Fiona Dourif...
Es una película bella por sus imágenes, la recreación del ambiente y la interpretación, pero oscura en cuanto a su sentido. Si alguien espera comprender qué es la Iglesia de la Cienciología, cómo fue en sus orígenes, qué pensaba su creador L. Ronald Hubbard, no lo conseguirá. ¿Ha sido la intención denostarla? No lo creo. Al contrario, imagino a muchas personas buscando información sobre la misma, aunque promoción no le falta, ya que conocidos escritores, actores y directores de cine como Tom Cruise, Dustin Hoffman, Nicole Kidman, Oliver Stone, Constantin Costa Gravas, Larry King, Mario Puzo, Aaron Spelling, Gore Vidal...
Como dije, todas pero algunas imágenes son especiales. Yo creo que se puede sentir la brisa de mar en las escenas de playa, el calor del sol, la camaradería, el roce de los cuerpos sobre la arena, también el deseo sexual y el de amparo maternal en una relación ideal. La vuelta a casa, a la normalidad. La juventud que ansía su futuro. También podemos percibir el valor que tienen los excombatientes, los sobrevivientes, cuando También podemos percibir el valor que tienen los excombatientes, los sobrevivientes, cuando regresan a la patria: deben reincorporarse a la vida civil y algunos no están preparados ni física, ni psíquica ni profesionalmente ni tienen en quién apoyarse como es el caso de Freddi Quell a quien la organización intenta ayudar, aunque resulta un elemento peligroso por su violencia contenida a causa de su pasado oscuro y la falta de perspectivas futuras.
Se cumple de algún modo el «triángulo dramático» de Stephen Karpmann, especialista en Análisis transaccional, cuyos vértices son Salvador - Víctima – Verdugo. Sí, pero ¿qué más? De verdad, no lo sé. No sé cuál es la intención última de esta historia, de esta película, de esta inversión económica. Pero pensemos en la época 1952: frente a la religión, el psicoanálisis y la psiquiatria médica que aplicaba electroshoks, recuerden la película Alguien voló sobre el nido del cuco, en un país en el que los afroamericanos no tenían derechos, surge una psicología humanista, con numerosos autores, que intentan comprender a la persona y que, sin duda, impregna la propia obra de L. Ronald Hubbard. Ya no se trata de culpar al individuo sino de comprender por qué actúa como lo hace, y yo creo que esto es lo que vemos en la película, ese intento de comprensión, al margen de que resulte ambigua en otros muchos temas.


Nota: dejo aquí una entrevista a Paul Thomas Anderson en
el diario El País

No hay comentarios:

Publicar un comentario