martes, 25 de febrero de 2014

NEBRASKA

Por: Pilar Alberdi

Nebraska es una película con alta puntuación. Así la han visto los críticos de cine de los principales medios periodísticos españoles. Y me pregunto quién soy yo para disentir ante un criterio tan unámime. Pues bien, sólo soy una opinión más. Y lo cierto es que a mí, no me llegó. Así como hay películas que en el momento que uno las ve nos llenan ampliamente, hay otras que se van reformulando con el paso de las horas e incluso de los días. Hago recuento: qué tengo hoy de esa película que no me dejase ayer. Sí, algo más, por supuesto que sí, la imagen constante de ese anciano, de su desolación, de su impotencia, de su mentira e hipocresía que puede confundirse y acaso también lo sea con la de la derrota, y es esa, su imagen o la de su mujer, la que mas sobresale, incluso más que la de la persona que verdaderamente «siente» y comprende en esa familia, es decir, aquella que quiere ver más allá de las fronteras que cada uno individualmente y todos como familia se han impuesto a través de roles, silencios, y la «opinión autorizada» de quien domina la Historia de la familia, la persona que califica o descalifica. Pero es eso, una imagen que de vez en cuando regresa y más sabiendo que tenía que escribir esta nota, a la que nadie me obliga, excepto mi interés.El que la película sea en blanco y negro, no le añade nada a favor y eso que a mí me encanta la fotografía de este tipo. Pero, ¿qué suma en esta historia que por momentos resulta tan monótona y repetitiva? Acaso una mirada focalizada sobre los personajes. No lo creo. ¿Sobre el paisaje? Quizá. Tal vez una evocación de otra América, la de otro tiempo siempre presente en la filmografía norteamericana.
En fin, lo importante no es qué me parezca a mí una historia, el objeto de este blog era unir cine y psicología, al menos esa ha sido, es y seguirá siendo mi intención con motivo del visionado de películas; y de este tema, el de la psicología, sí podemos largamente hablar porque la historia nos da un amplio margen.
¿Es tal como se nos muestra en esta película la sociedad norteamericana? ¿Mantienen entre ellos esas tremendas distancias personales? Si tengo que hacer caso de algún antropólogo que he tenido el gusto de leer y que respeto es probable que sí, que aquello que traspasa cierta medida se interprete como la búsqueda de ligue o sexo y hay un cuidado importante en no traspasar algunos límites (distancia personal, tipo de miradas o caricias, besos y abrazos) a la que no es ajeno ese puritanismo que no casa bien con otras formas de violencia propias de dicha sociedad.
La distancia que impone el territorio y la amplia movilidad separa a las nuevas familias de aquella que fue la de su origen. Esto es una constante que se repite. Y en parte una realidad diferente de la española, aunque ya menos, porque las personas jóvenes se marchan, por motivo de la situación económica a buscar trabajo a otros países. Pero lo que pasa en medio, que es el tiempo y el desafecto que se produce en cuanto a falta de cercanía, no hay quien lo arregle, es más, creo que la distancia casi siempre impone mantenerse por una cuestión básica, la dificultad de volver a acostumbrase al sitio de origen porque, simplemente, uno avanza, cambia y se adapta a su nuevo medio y a su cultura. Hermanos y primos que no se ven en decenios, reuniones casi absurdas, renovación de confianzas casi imposibles, es todo un despropósito realizado tantas veces con las mejores intenciones pero que sólo sirve para constatar una vez más, esa terrible distancia. Queda la pregunta: ¿ya había ese vacío entre esas personas antes de la separación, es decir, ya estaba anclada esa relación del cada cual en lo suyo antes de poner tierra de por medio? Seguramente. Lo contrario hace, que uno se quede.
La película nos muestra una familia en la que uno de los miembros de la pareja tiene el mando y lo tiene desde hace mucho tiempo. Dicen que el amor, o mejor habría que decir el enamoramiento es una guerra de intenciones, de dominio sobre el otro para que nos reconozca, de ser iguales aunque esa igualdad no se mantenga, y quizá aquí, quien tomó la iniciativa ganó para toda la vida. Tanto que aquello que hoy festeja como victoria, y dice sufrir como víctima, es una derrota cuya profundidad desconoce porque aún no ha llegado su momento, el instante en que le sea revelado. Que a veces no tengamos conciencia de los hechos no quiere decir que no sean como son.
Sí, sin duda, aquí hay un derrotado por la vida, eso nos queda claro, quizá porque se dejó llevar por ella, porque no se opuso, porque no fue valiente, porque olvidó que envejecería y perdería sus fuerzas, porque siendo débil nunca se sintió o acaso prefirió sentirse sometido, si es así y creeo que sí, él, es decir, su ignorancia, es su principal víctima es, sin duda, ella misma, aunque no está dispuesto a reconocerlo y la familia, ya tiene su víctima, y la voluntad dominadora de una persona su chivo expiatorio. Y también hay, esto hay que decirlo claramente,unos hijos, especialmente uno de ellos, que irá descubriendo qué había realmente en el trasfondo de esas vidas que fueron las de sus padres y de las que él, es un resultado más. Es, en definitiva, el hijo que quiere hacer justicia frente al destino, aquel al que sin duda la vida le pone enfrente una prueba pero a cambio le premiará con una mayor comprensión.
Por eso, bien se puede decir que más que el viaje de aprendizaje de un anciano, y aunque parezca que la película no va de este tema, es el viaje de la redención de un hijo, creo que ahí está el mérito de la historia, en esa fortaleza, no ya de la senilidad de los propios padres, sus carencias, sus modos de tratarse, sus egoísmos y mezquindades, sino la aceptación de que no van a cambiar, que se morirán con las botas puestas, cada uno con su estilo, peleando uno contra el otro o contra la vida, y que si no han querido ver antes su realidad, quizá no valga la pena que la vean ya, incluso casi sería mejor jugar con ellos a no verla, a perdonarles esa última mentira, a jugar con ellos arriesgando la propia estabilidad mental y hasta los propios bienes económicos y el trabajo y el propio proyecto de familia a esa última jugada, a esa lealtad familiar: la de la falsa victoria de unos padres. Sin duda, esta no es la historia de un hijo feliz pero sí más íntegro.
No voy a negarlo, un día después, en esta mañana de domingo con cielo azul en Málaga, en donde las flores de azahar de los naranjos comienzan a regalar su perfume, hay nieve en los márgenes de un paisaje en blanco y negro junto a una carretera de Nebraska. Es un recuerdo diminuto de una historia no por imaginaria menos real, pero entre ese blanco y negro de las imágenes y esto es importante decirlo, hay grises de muy diversos tonos, esos grises que son tan necesarios para comprender cualquier historia, pero sobre todo, la de una familia.

Datos técnicos:
Director: Alexander Payne
Guión: Bob Nelson
Reparto: Bruce Dern, Will Forte, Bob Odenkink, Stacy Devael, Missy Doty, June Squible, Kevin Kindel, Angela McEwan, Melinda Simonser.
Fotografía: Phedon Papamichael.
Música: Mark Oton

4 comentarios:

  1. Tengo que ver esta película, de hecho espero hacerlo este fin de semana.La producción del señor Payne demuestra que estamos ante un grande del cine. "Election" una de las películas más agridulces que vi.
    Excelente narración Pilar.
    Un abrazo

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  2. La verdad, no he visto la película, a veces sucede eso: disentimos con la opinión de los críticos, me ha pasado con algunos pelis, saludos

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    1. Saludos, Alejandra. Gracias por tu visita y tu comentario.

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