domingo, 1 de mayo de 2011

THE COMPANY MAN



Por: Pilar Alberdi

Escrita y dirigida por John Welle, cuenta en el reparto con actores como Ben Affeck, Tommy Lee Jones, Crhis Cooper, Kevin Kostner.
La película logra estimular la mente y los sentimientos del espectador porque toca un tema de actualidad como es la crisis económica, causada desde los centros financieros y la banca, con graves consecuencias para la vida de las personas, ya que algunas grandes empresas, antes que perder valor, despedirán a un alto número de empleados, y no necesariamente porque hagan una traslocación de la empresa llevándosela a otro país donde los costos de producción sean menores. Realmente resulta sorprendente que frente a los antiguos sistemas nacionales de protección, hoy los estados no digan nada sobre las prácticas nocivas de las grandes corporaciones.
La película nos afecta porque lo que les pasa a los protagonistas puede pasarnos mañana o ya nos ha sucedido, o lo vemos en alguien de nuestro entorno.
Cuando lo tienes todo te crees todo. La verdad es que esta frase me ha salido redonda, pero es cierto: cuando lo tienes todo te crees todo, porque necesitas creerlo. El joven Bobby Walker ha luchado por alcanzar el puesto que ostenta y que le permite tener una gran casa, un porche, y ser socio de un importante o, mejor dicho, carísimo y elitista club de golf.
De repente, se queda sin trabajo. Y pasa de ser importante a no ser nadie, y a trabajar cuando ya no le quedan más opciones para un miembro de su familia política del que se burlaba. La única que asume la situación de un modo realista es su joven mujer. Ella tiene claro que deben comenzar a desprenderse de lo que no pueden pagar.
Para él comienzan dos viacrucis, el de aceptar su situación y el de encontrar un nuevo trabajo. Pero como tienen una buena relación de pareja, la estabilidad se mantiene, y sus hijos saben que sus padres están luchando para salir de la situación. También la sufren, por supuesto, un niño o un adolescente es enormemente sensible, pero no por las consecuencias económicas, sino porque perciben el drama, especialmente en el padre.
No sucede lo mismo con otros dos desempleados que son mayores. Cuando el que tiene cerca de 60 años se ve abocado a recibir consejo sobre su futuro laboral, entre otras cosas le indican que se tiña el cabello y que borre algunos datos de su currículo Y cómo ha pasado de ser alguien importante le extraña que la mujer que se lo dice, además, y como si ya fuera poco agravio lo anterior (lo siente como agravio porque tiene la moral por los suelos...), lo tutee.
El tercer desempleado será Gene McClary (Tommy Lee Jones), uno de los socios fundadores de la compañía. Por un lado queda en el paro por disidencia con un socio con más poder en el consejo, lo ha dejado en evidencia varias veces, pero por otro, es como si su ética lo hubiese conducido a ese fin. No es que quede mal económicamente porque sus acciones valen millones. Digamos que es un rico que se ha quedado en el paro. Decirlo así, ya causa extrañeza.
Como tampoco quiero contar toda la película porque acaba de estrenarse, y como estoy segura, además, de que el tema pasará inadvertido, me parece importante señalar la realidad de los matrimonios de los desempleados de mayor edad. En el caso del socio fundador su mujer dedica sus días, según lo poco que nos muestran a hacer compras carísimas e irse de vacaciones. Sus hijos ya son personas independientes. En el otro caso, vemos una mujer con tendencia a enfermar, y en las pocas ocasiones que se la muestra aparece recostada, sea porque esté con jaqueca o dormitando. Lo de tendencia a enfermar, desde luego, es una inferencia mía, porque muchas personas al no poder solucionar ciertos problemas acaban evidenciándolos a nivel psicosomático, y creo que esto es lo que se ha pretendido mostrar o lo que yo he querido ver. De las jaquecas se suele decir, que significan que a nivel sexual hay insatisfacción. Hay una hija en la casa, y no se aclara si hay más hijos.
Uno de estos hombres tiene una amante. Del otro no se nos dice nada sobre este tema. En ambos casos y en el de sus esposas son personas que ya están en la andropausia y la menopausia con todas las consecuencias que esto pueda significar.
Eran hombres poderosos cuando podían decidir y tenían proyectos, cuando imaginaban nuevas fusiones de empresas; disfrutaban con la subida del precio de sus acciones en la bolsa, pero a la hora de la verdad, son lo que son para el mercado laboral: personas en paro, mayores, y en uno de los casos, además molesta, porque ¿puede haber algo que incomode más a otros que una conciencia que intenta tomar en cuenta los dos lados del problema?
En la vida de estos hombres mayores, ellas, han sido las compañeras, seguramente se han amado, han tenido hijos, pero no tienen otra ocupación, al menos no se muestra que la tengan y, probablemente, han hecho grandes esfuerzos psicológicos para ocupar su tiempo de algún modo, y sobre todo para dar sentido a sus vidas, cuando los hijos se han marchado de casa. Lo que habitualmente se conoce con el nombre de «el síndrome de nido vacío».
En el primer momento, cada uno de estos hombres acabará resolviendo su tema de una manera. Finalmente veremos lo que fue de cada uno.
Lo que vemos es que a los hombres se les enseña a ser fuertes, duros. Se sienten con enormes responsabilidades. Se los prepara para afrontarlos y reciben este modelo en su propia casa. Es verdad que las cosas han cambiado, pero en ciertos aspectos, poco. Se esperaba de ellos que cumplieran el papel protector antes, y se lo espera ahora.
De ellas, probablemente, se habrá dicho que no trabajaban, porque trabajar para nuestra extraña e injusta sociedad es ir a cuidar los hijos de otros. Entonces sí, cuidar los hijos es un trabajo, pero no cuando se trata de los propios.
Decía al principio que es una película que activa las emociones, y de hecho, un espectador que estaba una fila por delante estaba inquieto como si lo estuvieran pinchando, acabó sentado en el borde del asiento, y pensé que en cualquier momento se levantaría y se iría. Pero aguantó hasta el final. Quizá, el tema le tocaba demasiado cerca.
Del mismo modo que no hay dos personas que lean el mismo libro, tampoco hay dos personas que vean la misma película. Las personas jóvenes se centrarán en la pareja joven. Las personas maduras como es mi caso y el de mi acompañante podemos vivir de nuestros recuerdos juveniles pero también por experiencia de vida situarnos en la de los mayores.
Y, seguramente, mucha gente que vaya a verla percibirá esa soledad de a dos en pareja, en la que la las horas de dedicación al trabajo que ayudaron a sacar adelante una familia, también han sido fuente de separación y alejamiento, y de no-reencuentro.
A mi acompañante no le conformó que la película acabase bien, no hay más que ver la economía como está. Pero en cualquier libro de teoría de guión cinematográfico te dirán que es el final perfecto, que al espectador no se lo puede dejar sin alguna satisfacción. Pues eso.

4 comentarios:

  1. Hola Pilar, muchas gracias por tu visita y por tu comentario. Me encanta tu blog, es muy interesante. Un abrazo,

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  2. Muchas gracias por tu comentario. Quienes se pasen por tu blog verán que cocinar... Es todo un arte.
    Un abrazo.

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  3. Interesante analisis de la pelicula, me la apunto!! Me gustó mucho la frase "cuando tienes todo, te crees todo" y añadiria además que entonces pierdes contacto con la realidad y dejas de empatizar con lo que te rodea. Saludos!!

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  4. Totalmente de acuerdo Raquel.Te voy a contar una frase que leí en una acasión, aunque ahora no recuerdo quién es el autor o autora, pero venía a decir: que si estás subiendo, recuerdes que cuando te toque bajar... Allí estarán esperándote los que dejastes atrás. Lo cierto es que nacemos desnudos y nos vamos desnudos. Pero olvidamos esta sencilla verdad.
    Gracias por tu participación en este blog.
    Un abrazo.

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